Grupo de jóvenes voluntarios junto con el Delegado
El verano es muy largo, 90 días, muchas horas, minutos y segundos que han dado, y siguen dando porque ¡aún es verano! para mucho.
Muchos jóvenes han hecho grandes planes, muy interesantes y que les han ayudado en su vida. ¿Quieres saber cuáles son?
A finales de julio, un grupo de 20 universitarios acudieron con el Delegado de la Pastoral Universitaria a una casa que tiene la ONG de Basida en Navahondilla. Allí vivieron una semana muy intensa de unión con el Señor, convivencia y acompañamiento a los enfermos que cuida Basida. Los chicos volvieron encantados y recuerdan la experiencia así:
Uno de los voluntarios ayudando en la huerta
“Basida ha supuesto más de lo que podía esperar. Fui con la idea de ayudar a unas personas que creía discapacitadas, sabiendo que ellas me iban a dar algo a cambio: esa experiencia. Pero me dieron mucho más de lo que podía esperar. Basida me ha enseñado a ver a Dios en los más débiles, a amar sin conocer y a preocuparme por las personas del mundo. A alejar la vista de mi propio ombligo. Y no hago más que agradecerlo” Inma
“Sorprende mucho ver a gente que con tan poco, puede hacer tantas cosas, y tanto bien. Es un lugar donde vas con la intención de dar, lo único que haces es recibir. Recibes cariño, fuerza y muchas ganas de vivir al 100%. Te das cuenta de lo que realmente mueve y da fuerza a las personas, y te das cuenta que con Dios podemos superarnos cada día más” Nico
El trabajo en la sala de fisioterapia
“Para mí la experiencia en Basida ha sido descubrir la fuerza del amor. Ver como haces cosas que nunca pensaste que serias capaz de hacer por nadie, y menos por un desconocido. A su vez, sorprenderte al sentirte desde el primer momento querida y acogida; sentirte familia. Eso solo lo consigue el amor de verdad, aquel que brota de Dios” María J
“Yo resumiría mi experiencia en Basida como un Regalo en el que me han enseñado muchísimas cosas: que con esfuerzo todo es posible; que lo importante es la familia, los amigos y el amor de todos unidos a Dios; que no importa lo grande o pequeño que seas siempre puedes aportar algo; y que cada uno tenemos una historia distinta, un pasado, y no somos quienes para juzgarlo porque todos cometemos errores y no por ello nos merecemos el desprecio de nadie, porque todos somos personas y todos merecemos segundas oportunidades, que nos quieran y nos consideren importantes» María O.
La Eucaristía como centro del día durante el trabajo